Lo que necesita saber sobre la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC)
La variabilidad de la frecuencia cardíaca es una medida que se utiliza para comprender el estado general de un atleta, desde su nivel físico hasta su salud. Proporciona información sobre si es un buen momento para entrenar duro, competir o, por el contrario, si es hora de descansar.
Es muy probable que los aficionados al ciclismo, especialmente aquellos más interesados en el entrenamiento y la condición física, estén familiarizados con el término "VFC" o sus siglas en inglés. Sin embargo, muchos aún no comprenden completamente su significado, representación ni sus aplicaciones prácticas en el entrenamiento ciclista. Por esta razón, hemos decidido revisar este tema.
1. Un poco de historia
Los primeros estudios sobre la variabilidad de la frecuencia cardíaca se remontan a la década de 1960. Fueron pruebas piloto realizadas con cosmonautas soviéticos para ver cómo se adaptaban a los cambios en las condiciones atmosféricas y otros desafíos que pudieran enfrentar en el espacio.
Años más tarde, este mismo interés por medir la adaptación humana a diferentes estímulos se extendió al deporte. La VFC se convirtió en un nuevo parámetro que tanto médicos deportivos como entrenadores estudiaban con atención, ya que investigaciones anteriores habían demostrado una fuerte relación entre los cambios en la variabilidad de la frecuencia cardíaca y la condición física y la salud del atleta.
Polar, empresa pionera en monitores de frecuencia cardíaca, fue la primera en implementar la medición de la VFC en sus dispositivos. Esto abrió la puerta a información que antes estaba reservada para la investigación médica.
Hoy en día, existen innumerables aplicaciones y dispositivos que monitorizan la variabilidad de la frecuencia cardíaca, generan informes y líneas de tendencia, y son accesibles para cualquier usuario. La VFC se ha convertido en una de las herramientas más extendidas y populares en los últimos años para monitorizar el estado general de un atleta en deportes de alto rendimiento.
2. Lo que realmente significa
En términos generales, la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) se refiere a la regularidad de nuestros latidos. Esta regularidad se mide por el tiempo, en milisegundos, entre cada latido. Específicamente, se mide entre las ondas R de cada latido, que forman parte de las ondas registradas en un electrocardiograma (ECG).
-
Cuando el intervalo entre ondas R (o simplemente entre latidos) es muy consistente y similar, se considera que la VFC es baja.
-
Cuando el intervalo entre latidos varía y es menos estable, la VFC se considera alta.
En resumen, la VFC refleja la regularidad de nuestros latidos cardíacos.
3. De qué depende
Para comprender qué afecta la variabilidad de la frecuencia cardíaca, es necesario conocer los mecanismos subyacentes. La frecuencia cardíaca, o el ritmo cardíaco, está regulada por el sistema nervioso autónomo, que controla todas las funciones involuntarias del cuerpo, como la digestión, la temperatura corporal, la distribución del flujo sanguíneo y muchas otras.
El sistema nervioso autónomo tiene dos ramas: el sistema simpático y el parasimpático, que tienen funciones opuestas y se inhiben entre sí.
-
El sistema simpático Acelera los procesos de liberación de energía y se asocia con el estado de alerta y la fatiga.
-
El sistema parasimpático Promueve la conservación de energía, apoya la recuperación y prepara el cuerpo para el esfuerzo físico.
4. Cómo afecta el sistema nervioso a la VFC
Cuando predomina la actividad simpática, los niveles de azúcar en sangre y de cortisol aumentan, la inflamación aumenta y la frecuencia cardíaca aumenta, pero la VFC disminuye, lo que significa que los latidos del corazón se vuelven más estables entre latidos.
En cambio, la activación parasimpática produce el efecto contrario: reduce la glucemia, la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y, en general, favorece la recuperación. En cuanto a la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC), la dominancia parasimpática tiende a aumentar la variabilidad, por lo que el pulso se vuelve más variable entre latidos.
Por ello, los valores bajos de VFC suelen asociarse a situaciones desfavorables para el máximo rendimiento, ya sea por fatiga, estrés físico o mental, o trastornos emocionales, ya que la VFC está estrechamente relacionada con el sistema nervioso. El estrés emocional también puede afectar la VFC.
Es común observar una VFC baja después de sesiones de entrenamiento intensas o competiciones, durante períodos de entrenamiento muy exigentes, durante una enfermedad o en situaciones emocionales estresantes.
Una tendencia descendente en la VFC puede indicar sobreentrenamiento.
Por otro lado, valores elevados de HRV se asocian a periodos en los que el deportista se encuentra en condiciones óptimas, recuperando reservas de energía, regenerando tejido muscular y experimentando actividad hormonal anabólica, todo lo cual favorece un buen rendimiento.


